El único sobreviviente al día hoy de la expedición del 14 de junio de
1959 que llegó al país con 198 combatientes para poner fin a la tiranía
de Rafael Leónidas Trujillo, el cubano Delio Gómez Ochoa, es tajante
cuando se refiere a la opinión de quienes piensan que el sátrapa tuvo
acciones positivas y negativas: “El único bien que le hizo Trujillo al
país fue morirse”.
Ochoa, de 88 años, estima que Trujillo siempre ejecutó acciones
incomparables a favor del mal y por esa razón todavía se usa la frase:
“Es un Trujillo cualquiera”, para referirse a personas que apelan al
estilo de gobierno del tirano que dirigió con mano dura al país por casi
tres décadas, hasta su ajusticiamiento el 30 de mayo de 1961.
El excombatiente de la Revolución Cubana refirió que Trujillo procuró
el desarrollo económico de la nación pensando en su bienestar personal.
Consideró que el sátrapa desapareció físicamente, pero ha quedado
incrustado en la mente de quienes le siguieron en el ejercicio del
poder.
“El pueblo dominicano quizás nunca llegue a conocer todo lo que
ocurrió porque son tan tenues las cosas que se dicen ahora de la
dictadura, que prácticamente no tienen ninguna importancia”, afirma el
exguerrillero, quien también tuvo una participación destacada en la
Revolución Cubana que desalojó del poder al dictador Fulgencio Batista
en Cuba, bajo el liderazgo de Fidel Castro.
“No hemos dado ni siquiera el primer paso”, expresa cuando juzga que
en República Dominicana no exista una Comisión de la Verdad para
esclarecer los crímenes, desapariciones y otras atrocidades cometidas
por la tiranía trujillista.
Dijo que mucho antes del asalto al cuartel de Moncada y de la
Revolución Cubana ya se decía que Trujillo era “la náusea de América”,
al preguntarle sobre los ciudadanos, especialmente jóvenes, que añoran
la llegada al poder de “otro Trujillo”, porque consideran que durante su
régimen había “orden y seguridad”.
Siguió el temor
“Creo que después de su muerte mucha gente le siguió temiendo al
espíritu de Trujillo”, entiende Ochoa, para quien Joaquín Balaguer, al
que define como el discípulo más destacado del sátrapa, sostuvo desde el
poder aquellas ideas y métodos de Trujillo con ligeras variantes,
además de que desaparecieron las cámaras de torturas, las sillas
eléctricas y otras instalaciones para borrar todo su vínculo con el
pasado trujillista.
No niega que Trujillo fue un hombre hábil que incluso apeló a la
religiosidad del pueblo dominicano para hacerse potable en la sociedad y
buscarse un aliado confiable, con frases como “En esta casa mandan Dios
y Trujillo”.
Lamentó que actualmente el mundo camine hacia un capitalismo
desenfrenado, rampante y grosero, con líderes enfocados en la
acumulación de poder y riquezas.
Mientras se balancea ligeramente en una mecedora en su residencia del
sector Colinas del Seminario de la capital, similar a la que usaron
para confeccionar una de las sillas eléctricas donde fue torturado por
su participación en la expedición de junio de 1959, el exlíder
guerrillero expresa que el país requiere una “amputación” para enfrentar
males como la corrupción y la impunidad. “Yo creo que la gran batalla
está en ganar la lucha contra la corrupción. Lo primero que debe existir
en los partidos es la autocrítica permanente, la capacidad de
autocriticarse por lo que están haciendo mal”, precisó Ochoa, a quien le
fue otorgada la nacionalidad dominicana en forma privilegiada en 1997.
A su juicio, el presidente Danilo Medina tiene un gran trabajo por
delante, debido a que en la lucha contra la corrupción está el destino
de la nación. “Y cuando hay un miembro infectado sin salvación, lo mejor
es la amputación”, añadió Ochoa.
Vergüenza
En alusión a una frase de José Martí, escritor, político y líder de la
independencia de Cuba, afirmó que desde los gobiernos y también en las
familias hay que “poner de moda la vergüenza, y fuera de moda la
desvergüenza”.
Recordó que los expedicionarios del 14 de Junio llegaron con un
programa mínimo que todavía no se logra, centrado en garantizar
libertades públicas, lograr una mejor educación, mejorar la salud
pública y fomentar la reforma agraria. Él lamenta ver a estudiantes
apelar a métodos de lucha violentos para obtener conquistas, cuando no
existe actualmente una situación revolucionaria en el país.
Jóvenes
La necesidad de que tantos jóvenes valiosos y preparados que hay en el
país incursionen en la política es otro de sus anhelos, para evitar que
asuman los cargos públicos gente de dudosa procedencia. “Hay que
instaurar en el país una cultura política; que a la política vayan las
personas decentes y dejar de avergonzarse de ser honrado”, apostilló.
Exhorta a los jóvenes dominicanos a no renunciar nunca a la posibilidad de ser felices algún día.
La gran irresponsabilidad de las masas que votan -indicó- es hacerlo
por personas que llegan a los cargos públicos por la fuerza del dinero,
debido a la falta de una cultura política.
Y al juzgar que un nieto del dictador aspire actualmente a la
Presidencia de la República, dice que “lo increíble existe”, lo que
atribuye a la indolencia e incapacidad de la clase política dominicana.
Sueña que República Dominicana también se convierta en un país de hombres y mujeres de ciencia y de pensamiento avanzado.
Ochoa no se considera un símbolo de la lucha contra Trujillo, sino
más bien una muestra de lo que han aportado dominicanos y cubanos a las
libertades públicas en ambas naciones.
Su frustración
“Vine y no vencí”, exclama al referir que su único cargo de conciencia
es que no tuviera el éxito esperado la expedición del 14 de junio de
1959, en la que llegaron al país 198 combatientes por Constanza, Maimón y
Estero Hondo, con la ilusión de acabar con la desenfrenada dictadura
que padecía el pueblo dominicano.
Su consejo a los familiares de asesinados, desaparecidos y torturados
por la tiranía de Trujillo: “El cambio se producirá en acción directa
de las transformaciones que seamos capaces de hacer por nosotros
mismos”.
No aspira a que borren del corazón los vejámenes que sufrieron sus
familiares por la oposición a la dictadura, pero sí que puedan sacarlos
de sus mentes.
Recordó que por bastante tiempo “soñé con La 40, las celdas, la
solitaria, y te sacan para allá y para acá, y te montan en un
helicóptero, y te van a tirar al mar y no te tiran. Y en eso no puedes
tú consumir tu vida, hay que sacar de la mente la idea de todo lo malo
que puede habernos sobrecogido y dejarla para pensar en cosas
positivas”.
Frente
a Ochoa y muy atenta a cada detalle de la entrevista, su esposa
Anastacia de las Mercedes Díaz, no oculta la satisfacción cuando escucha
las reflexiones de su cónyuge, las narraciones de sus vivencias como
líder revolucionario y sus anhelos respecto a la patria que vino a
liberar hace 59 años. “Además de mi esposo, es un ser humano muy grande
para mí en todos los aspectos. Él ha sido muy fiel a sus convicciones y
ama a República Dominicana como si fuera Cuba”, expresa con los ojos
humedecidos por la emoción.
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