Washington, (EFE).- Fue en Las Vegas
donde el presidente de EE.UU., Barack Obama, delineó sus principios para
una reforma migratoria integral y hoy regresa a esa ciudad para
defender su regularización unilateral de 5 millones de indocumentados y
captar el voto hispano, ya con la vista puesta en las elecciones de
2016.
La elección de Las Vegas para dar un discurso
pocas horas después de haber anunciado desde la Casa Blanca sus medidas
ejecutivas sobre inmigración, saltándose al Congreso, no es casual.
En esa ciudad y en el instituto de educación
secundaria Del Sol, el mismo que visitará hoy, Obama dio un discurso el
29 de enero de 2013 en el que delineó los principios de su plan para una
reforma migratoria integral, que incluían el fortalecimiento de la
seguridad fronteriza y una vía para la legalización y ciudadanía de los
indocumentados.
"Estoy aquí hoy porque ha llegado la hora de una
reforma migratoria integral de sentido común", dijo entonces el
mandatario, que todavía confiaba en que republicanos y demócratas
alcanzarían un acuerdo en el Congreso con el recién creado "Grupo de los
ocho", promotor del proyecto de ley que aprobó luego el Senado.
Ese proyecto, aprobado con amplio consenso
bipartidista en el Senado en junio de 2013, ni siquiera ha sido sometido
a voto en la Cámara de Representantes, bajo control republicano.
Un año después, en junio pasado, el líder
republicano John Boehner comunicó a Obama que la Cámara baja no iba a
votar la reforma este año y el presidente anunció entonces que actuaría
por su cuenta, recurriendo a su autoridad ejecutiva, para mejorar el
sistema de inmigración.
Sus medidas protegerán de la deportación durante
tres años a cinco de los más de 11 millones de indocumentados que hay en
el país y darán prioridad a la expulsión de aquellos que tengan
antecedentes criminales o hayan llegado a Estados Unidos recientemente.
Esas acciones no pretenden ser el sustituto de un
marco legal que arregle el "roto" sistema migratorio estadounidense,
según enfatizó Obama en su discurso a la nación al urgir de nuevo al
Congreso a aprobar una reforma mucho más amplia e integral.
"Quiero trabajar con ambos partidos para aprobar
una solución legislativa más permanente. Y el día que firme ese proyecto
de ley, las acciones que hoy tomo ya no serán necesarias", anotó.
Pero hasta que eso ocurra "hay acciones que tengo
la autoridad legal de tomar como presidente -el mismo tipo de medidas
adoptadas por presidentes demócratas y republicanos antes que yo- y que
ayudarán a que nuestro sistema de inmigración sea más legal y más
justo", defendió Obama.
Y después insistió: "Para aquellos miembros del
Congreso que cuestionan mi autoridad para hacer que nuestro sistema de
inmigración funcione mejor, o cuestionan mi capacidad de actuar donde el
Congreso ha fallado, tengo una respuesta: aprobad una ley".
Hoy Obama firmará el decreto que contiene sus
medidas ejecutivas en su visita a Las Vegas, en Nevada, el estado con
mayor proporción de inmigrantes indocumentados (un 7,6 %) en relación
con su población total.
Nevada es, además, un estado de los considerados
"bisagra" en las elecciones presidenciales y uno de los de mayor
crecimiento de la población latina en los últimos años.
Los latinos serán uno de los grupos demográficos
de mayor importancia en las elecciones presidenciales de 2016, igual que
lo fueron en 2012, cuando Obama se llevó un 71 % del voto hispano
frente a su rival republicano, Mitt Romney.
Si los demócratas quieren seguir ocupando el
Despacho Oval más allá de enero de 2017 deben tener muy en cuenta a los
hispanos. Obama lo sabe y ya desde hoy está trabajando en ello.
Por Miriam Burgués
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