martes, 29 de mayo de 2018

El país necesita amputar la corrupción .

Juan Salazar
listindiario.com
Santo Domingo
El único sobreviviente al día hoy de la expedición del 14 de junio de 1959 que llegó al país con 198 combatientes para poner fin a la tiranía de Rafael Leónidas Trujillo, el cubano Delio Gómez Ochoa, es tajante cuando se refiere a la opinión de quienes piensan que el sátrapa tuvo acciones positivas y negativas: “El único bien que le hizo Trujillo al país fue morirse”.
Ochoa, de 88 años, estima que Trujillo siempre ejecutó acciones incomparables a favor del mal y por esa razón todavía se usa la frase: “Es un Trujillo cualquiera”, para referirse a personas que apelan al estilo de gobierno del tirano que dirigió con mano dura al país por casi tres décadas, hasta su ajusticiamiento el 30 de mayo de 1961.
El excombatiente de la Revolución Cubana refirió que Trujillo procuró el desarrollo económico de la nación pensando en su bienestar personal. Consideró que el sátrapa desapareció físicamente, pero ha quedado incrustado en la mente de quienes le siguieron en el ejercicio del poder.
“El pueblo dominicano quizás nunca llegue a conocer todo lo que ocurrió porque son tan tenues las cosas que se dicen ahora de la dictadura, que prácticamente no tienen ninguna importancia”, afirma el exguerrillero, quien también tuvo una participación destacada en la Revolución Cubana que desalojó del poder al dictador Fulgencio Batista en Cuba, bajo el liderazgo de Fidel Castro.
“No hemos dado ni siquiera el primer paso”, expresa cuando juzga que en República Dominicana no exista una Comisión de la Verdad para esclarecer los crímenes, desapariciones y otras atrocidades cometidas por la tiranía trujillista.
Dijo que mucho antes del asalto al cuartel de Moncada y de la Revolución Cubana ya se decía que Trujillo era “la náusea de América”, al preguntarle sobre los ciudadanos, especialmente jóvenes, que añoran la llegada al poder de “otro Trujillo”, porque consideran que durante su régimen había “orden y seguridad”.
Siguió el temor
“Creo que después de su muerte mucha gente le siguió temiendo al espíritu de Trujillo”, entiende Ochoa, para quien Joaquín Balaguer, al que define como el discípulo más destacado del sátrapa, sostuvo desde el poder aquellas ideas y métodos de Trujillo con ligeras variantes, además de que desaparecieron las cámaras de torturas, las sillas eléctricas y otras instalaciones para borrar todo su vínculo con el pasado trujillista.
No niega que Trujillo fue un hombre hábil que incluso apeló a la religiosidad del pueblo dominicano para hacerse potable en la sociedad y buscarse un aliado confiable, con frases como “En esta casa mandan Dios y Trujillo”.
Lamentó que actualmente el mundo camine hacia un capitalismo desenfrenado, rampante y grosero, con líderes enfocados en la acumulación de poder y riquezas.
Mientras se balancea ligeramente en una mecedora en su residencia del sector Colinas del Seminario de la capital, similar a la que usaron para confeccionar una de las sillas eléctricas donde fue torturado por su participación en la expedición de junio de 1959, el exlíder guerrillero expresa que el país requiere una “amputación” para enfrentar males como la corrupción y la impunidad. “Yo creo que la gran batalla está en ganar la lucha contra la corrupción. Lo primero que debe existir en los partidos es la autocrítica permanente, la capacidad de autocriticarse por lo que están haciendo mal”, precisó Ochoa, a quien le fue otorgada la nacionalidad dominicana en forma privilegiada en 1997.
A su juicio, el presidente Danilo Medina tiene un gran trabajo por delante, debido a que en la lucha contra la corrupción está el destino de la nación. “Y cuando hay un miembro infectado sin salvación, lo mejor es la amputación”, añadió Ochoa.
Vergüenza
En alusión a una frase de José Martí, escritor, político y líder de la independencia de Cuba, afirmó que desde los gobiernos y también en las familias hay que “poner de moda la vergüenza, y fuera de moda la desvergüenza”.
Recordó que los expedicionarios del 14 de Junio llegaron con un programa mínimo que todavía no se logra, centrado en garantizar libertades públicas, lograr una mejor educación, mejorar la salud pública y fomentar la reforma agraria. Él lamenta ver a estudiantes apelar a métodos de lucha violentos para obtener conquistas, cuando no existe actualmente una situación revolucionaria en el país.
Jóvenes
La necesidad de que tantos jóvenes valiosos y preparados que hay en el país incursionen en la política es otro de sus anhelos, para evitar que asuman los cargos públicos gente de dudosa procedencia. “Hay que instaurar en el país una cultura política; que a la política vayan las personas decentes y dejar de avergonzarse de ser honrado”, apostilló.
Exhorta a los jóvenes dominicanos a no renunciar nunca a la posibilidad de ser felices algún día.
La gran irresponsabilidad de las masas que votan -indicó- es hacerlo por personas que llegan a los cargos públicos por la fuerza del dinero, debido a la falta de una cultura política.
Y al juzgar que un nieto del dictador aspire actualmente a la Presidencia de la República, dice que “lo increíble existe”, lo que atribuye a la indolencia e incapacidad de la clase política dominicana.
Sueña que República Dominicana también se convierta en un país de hombres y mujeres de ciencia y de pensamiento avanzado.
Ochoa no se considera un símbolo de la lucha contra Trujillo, sino más bien una muestra de lo que han aportado dominicanos y cubanos a las libertades públicas en ambas naciones.
Su frustración

“Vine y no vencí”, exclama al referir que su único cargo de conciencia es que no tuviera el éxito esperado la expedición del 14 de junio de 1959, en la que llegaron al país 198 combatientes por Constanza, Maimón y Estero Hondo, con la ilusión de acabar con la desenfrenada dictadura que padecía el pueblo dominicano.
Su consejo a los familiares de asesinados, desaparecidos y torturados por la tiranía de Trujillo: “El cambio se producirá en acción directa de las transformaciones que seamos capaces de hacer por nosotros mismos”.
No aspira a que borren del corazón los vejámenes que sufrieron sus familiares por la oposición a la dictadura, pero sí que puedan sacarlos de sus mentes.
Recordó que por bastante tiempo “soñé con La 40, las celdas, la solitaria, y te sacan para allá y para acá, y te montan en un helicóptero, y te van a tirar al mar y no te tiran. Y en eso no puedes tú consumir tu vida, hay que sacar de la mente la idea de todo lo malo que puede habernos sobrecogido y dejarla para pensar en cosas positivas”.
Frente a Ochoa y muy atenta a cada detalle de la entrevista, su esposa Anastacia de las Mercedes Díaz, no oculta la satisfacción cuando escucha las reflexiones de su cónyuge, las narraciones de sus vivencias como líder revolucionario y sus anhelos respecto a la patria que vino a liberar hace 59 años. “Además de mi esposo, es un ser humano muy grande para mí en todos los aspectos. Él ha sido muy fiel a sus convicciones y ama a República Dominicana como si fuera Cuba”, expresa con los ojos humedecidos por la emoción.

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