Puerto Plata. La fiscal de este distrito
judicial, Alba Núñez Pichardo, reveló ayer que dos coroneles y un grupo
de agentes de menor rango están bajo investigación porque alegadamente
participaron en el robo de dos cajas fuertes propiedad de varios
alemanes, que contenían unos RD$60 millones en efectivo.
Núñez Pichardo, sin embargo, se rehusó a ofrecer los nombres de los agentes, porque según dijo “estamos en la fase de investigación de este delicado caso”.
Este robo se habría producido tras un enfrentamiento a tiros que un grupo de alemanes sostuvo en octubre último con agentes y oficiales de la institución policial, los que acudieron al sector La Mulata, en Sosúa, ante la denuncia de los vecinos que estos practicaban ritos satánicos y tiro al blanco en un polígono que estaba ubicado en la vivienda en la que residían los extranjeros.
En esa ocasión resultó muerto el ciudadano alemán Peter Ebert Demetrick, mientras otros tres de sus compañeros, incluida una mujer, quedaron heridos y fueron apresados.
Treinta. Fuentes de la Dirección Regional Norte de la Policía informaron que unos 30 policías, entre ellos los dos coroneles, han sido investigados por una comisión de oficiales de alto rango que llegaron la pasada semana a esta ciudad para investigar el robo de dichas cajas fuerte que contenían la alta suma de dinero.
Ambas cajas contenían además otros objetos de valor, tales como joyas, lingotes de oro y relojes de la marca Rolex.
Incluso, el abogado de los alemanes envueltos en el caso, licenciado José Carlos González, dijo a los periodistas que el dinero y las joyas fueron robados de las cajas fuertes que tenía en su bar personal el empresario Peter Brunck.
González dijo que la versión original que ofreció la Policía de este caso dista mucho de los hechos que acontecieron en Sosúa contra el “indefenso grupo de alemanes”.
Observó que en ningún momento los extranjeros enfrentaron a los agentes policiales, sino que todo fue un truco para despojarlos de sus pertenencias, incluyendo los 60 millones de pesos, y que existen pruebas en poder de las más altas autoridades judiciales y policiales, ya que estos hechos fueron grabados por un conjunto de cámaras ocultas que los extranjeros tenían instaladas en sus residencias en La Mulata.
Núñez Pichardo, sin embargo, se rehusó a ofrecer los nombres de los agentes, porque según dijo “estamos en la fase de investigación de este delicado caso”.
Este robo se habría producido tras un enfrentamiento a tiros que un grupo de alemanes sostuvo en octubre último con agentes y oficiales de la institución policial, los que acudieron al sector La Mulata, en Sosúa, ante la denuncia de los vecinos que estos practicaban ritos satánicos y tiro al blanco en un polígono que estaba ubicado en la vivienda en la que residían los extranjeros.
En esa ocasión resultó muerto el ciudadano alemán Peter Ebert Demetrick, mientras otros tres de sus compañeros, incluida una mujer, quedaron heridos y fueron apresados.
Treinta. Fuentes de la Dirección Regional Norte de la Policía informaron que unos 30 policías, entre ellos los dos coroneles, han sido investigados por una comisión de oficiales de alto rango que llegaron la pasada semana a esta ciudad para investigar el robo de dichas cajas fuerte que contenían la alta suma de dinero.
Ambas cajas contenían además otros objetos de valor, tales como joyas, lingotes de oro y relojes de la marca Rolex.
Incluso, el abogado de los alemanes envueltos en el caso, licenciado José Carlos González, dijo a los periodistas que el dinero y las joyas fueron robados de las cajas fuertes que tenía en su bar personal el empresario Peter Brunck.
González dijo que la versión original que ofreció la Policía de este caso dista mucho de los hechos que acontecieron en Sosúa contra el “indefenso grupo de alemanes”.
Observó que en ningún momento los extranjeros enfrentaron a los agentes policiales, sino que todo fue un truco para despojarlos de sus pertenencias, incluyendo los 60 millones de pesos, y que existen pruebas en poder de las más altas autoridades judiciales y policiales, ya que estos hechos fueron grabados por un conjunto de cámaras ocultas que los extranjeros tenían instaladas en sus residencias en La Mulata.
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