MIAMI/Almomento.net.- Guillermo Alvarez Guedes, uno de los humoristas cubanos más
queridos por el público de Miami y de los países latinoamericanos que lo
aplaudieron, falleció este martes martes 30 en su casa de Kendall.
Tenía 86 años.
Con su partida, el mundo del espectáculo hispano pierde una de sus
estrellas más versátiles que supo traducir el "cubaneo" de sus chistes a
un lenguaje universal.
"Siempre trato de hacer reír a todos los que hablan en español. Unos
se ríen más que otros, pero para mí lo más importante es que la gente
tenga ‘material’ suficiente para mejorar su salud", expresó Alvarez
Guedes en entrevista a El Nuevo Herald, en el 2010.
El humorista ingresó el lunes 15 de julio en la sala de cuidados
intensivos del hospital de Coral Gables aquejado por un padecimiento
estomacal. Tras experimentar una mejoría, fue trasladado a una
habitación, donde lo visitaron amigos, antiguos colegas y respondió
llamadas telefónicas. Pero él dijo adiós rodeado de su familia en su
residencia.
Hasta el año 2011, el artista fue la figura central de la revista
radial Aquí está Alvarez Guedes, espacio de la Clásica 92.3 FM que
compartió durante 15 años con el presentador Adrián Mesa, quien lo
consideraba su mentor.
Guillermo Alvarez Guedes comenzó su carrera artística en su pueblo
natal, Unión de Reyes, Matanzas, donde participó en funciones teatrales
desde los cinco años de edad. Tras darse a conocer en la radio desde
finales de la década de 1940, debutó en la televisión gracias al
productor y animador Gaspar Pumarejo. Su carisma y su sentido del humor
le permitieron incursionar en sainetes, comedias musicales y
espectáculos de cabaret.
Alvares Guedes estelarizó Casino de la Alegría, Jueves de Partagás y
un sinnúmero de programas estelares de la CMQ TV. Su mancuerna artística
con la legendaria Rita Montaner, en la década de 1950, hizo historia en
las tablas, la radio y la televisión cubanas.
Durante esa etapa apareció en las películas San Rifle en la Habana (
Thief in Silk, 1953), Yo soy el hombre (1952) y La pandilla del soborno (
The Big Boodle, 1957).
Entre sus múltiples facetas, Alvarez Guedes se destacó como el
visionario productor discográfico del sello GEMA, que lanzó al mercado a
Rolando Laserie, Celeste Mendoza, Elena Burke y otras estrellas de la
canción.
"Le abrí muchos mercados a la música cubana. La impusimos donde no
existía. De eso estoy muy orgulloso", dijo en la entrevista del 2010.
Tras exiliarse en 1960, el artista vivió en Nueva York y San Juan,
Puerto Rico, donde retomó su labor musical, creando El Gran Combo de
Puerto Rico, y lanzando las carreras discográficas de Danny Rivera y
Luisa María Güell.
En otra de las múltiples encuentros que concedió a esta redacción,
Alvarez Guedes confesó que nunca recurría a amuletos "ni a todas esas
porquerías" antes de presentarse ante el público. Tampoco usaba
apuntador porque ejercitaba su memoria aprendiéndose los números
telefónicos sin escribirlos.
Sobre la queja de algunos colegas, que culpaban a la audiencia cuando
la función fracasaba, el humorista aseguraba que era capaz convertir un
público "malo" en "bueno".
Cuando se le preguntaba si algún día escribiría sus memorias,
sostenía que si algún día se decidiría a escribirlas, sería cuando fuera
"viejo".
"Leopoldo Fernández, Alberto Garrido, Federico Piñero y Enrique
Arredondo (…) me dejaron el amor a la profesión y el respeto por el
público", reconoció en una ocasión al referirse a los grandes humoristas
cubanos que le precedieron.
En otra oportunidad manifestó que sus recuerdos de Cuba le entristecían.
"Los mejores recuerdos (de Cuba) me entristecen", reveló en agosto
del 2007. "Cuba es un país que ya no existe, aunque yo nací allí".
El artista nunca regresó a la isla. Sin embargo, siempre estuvo al tanto del acontecer político y musical cubano.
Alvarez Guedes se presentó en España, Latinoamérica y varias ciudades
de Estados Unidos, grabó 32 discos de chistes, escribió libros –uno
de ellos, la novela Cadillac 59 (2000)-, y apareció en las películas
Dios te salve psiquiatra (1966), A mí qué me importa que explote Miami
(1976) y Que todo quede entre cubanos (2008). Sus espectáculos
unipersonales abarrotaron el Miami Dade County Auditorium en
innumerables ocasiones.
"El problema no está en hacer chistes nuevos, si no en procurar que
la gente se ría", solía decir el humorista, cuyos miles de admiradores
hoy lloran su partida.
Hasta el cierre de esta edición se desconocían detalles de los servicios fúnebres.
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