martes, 19 de enero de 2010

Ancianos haitianos ya no aguantan.


PUERTO PRINCIPE/AP — Una anciana se arrastra por la tierra y llora porque quiere sus medicamentos. Un hombre viejo yace inmóvil mientras las ratas hurgan en su pañal, que se desborda.
No hay agua, comida ni remedios para los 84 ancianos que vivían en la dañada Residencia de Ancianos Municipal de Puerto Príncipe, apenas a un kilómetro y medio (una milla) del aeropuerto donde un enorme operativo de asistencia internacional se está organizando.
“Ayúdennos, ayúdennos”, rogaba el domingo Mari-Ange Levee, de 69 años, tirada en el suelo con costillas y una pierna fracturadas. Un enjambre de moscas zumbaba sobre otra fractura, abierta, en su cabeza.
Un hombre ya murió tras sobrevivir al sismo y el administrador Jean Emmanuel dijo que si la ayuda no llegaba de inmediato otros también fallecerían.
“Le pido a quien sea que nos traiga lo que sea o si no otros no vivirán hasta esta noche”, dijo y señaló a cinco hombres y mujeres que respiraban con dificultad, una señal de que estaban agonizando.
Horas después, una anciana murió.
El primer fallecido después de sobrevivir el sismo era Joseph Julien, un enfermo de diabetes que tenía 70 años, a quien sacaron del asilo parcialmente colapsado pero murió de hambre el jueves.
Su cuerpo se descompone sobre un colchón, pero casi no se lo distingue de los que yacen a su alrededor, vivos.
Seis residentes murieron en el sismo y ahora quedan 25 hombres y 59 mujeres, acampados afuera de su antiguo hogar. Algunos yacen sobre un colchón. Otros no tienen dónde.

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