jueves, 11 de noviembre de 2010

Jóvenes mexicanos tentados por el narcotráfico


México (EFE).- En México se ha formado el peor de los mundos para cerca de un millón de jóvenes pobres que, atrapados en una telaraña de falta de trabajo y de educación y ante la indiferencia de la clase política, son vulnerables al asedio del poderoso crimen organizado.

Es un número elevado, pero por fortuna se trata sólo de entre el 3 y el 5 por ciento de los 27 millones de mexicanos que tienen entre 15 y 29 años, afirmó hoy a Efe Héctor Castillo Berthier, investigador de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

El sociólogo llama la atención para que no se estigmatice a la juventud, puesto que es un pequeño sector el que está en situación vulnerable ante las tentaciones de un crimen organizado con poder económico para satisfacer necesidades que el Estado no le brinda y, lo que es peor, ni siquiera tiene en mente hacerlo.

Rechaza el término "juvenicidio" o afirmaciones que sitúan a los grupos juveniles como los actores centrales del fenómeno del narcotráfico.

Lo que es un hecho es el aumento de jóvenes víctimas y victimarios en la llamada "guerra" del narcotráfico, que en cuatro años se ha cobrado en México unas 30.000 vidas de las que, según grupos civiles, 1.200 eran de menores de edad.

De las más de 10.000 muertes atribuidas este año a los cárteles mexicanos, 196 tenían entre 17 y 15 años y 80 tenían edades inferiores, según una investigación del diario "Reforma".

Del otro lado, los informes policiales muestran cada vez a más jóvenes detenidos por su participación en el crimen organizado, como el reciente caso de una banda de seis muchachos, dirigidos por uno de 21 años, a quienes se les decomisó un arsenal de armas.

"El trasfondo de estos crímenes es la enorme desigualdad social que existe, la que orilla a muchos jóvenes a incorporarse a actividades delictivas", dice Castillo Berthier, quien lleva dos décadas investigando el tema de la juventud.

Pero advierte de que la gran mayoría de los adolescentes mexicanos no está "ni cercano a las redes de la delincuencia".

"No estamos hablando de un fenómeno masivo de jóvenes incorporándose a las redes de la delincuencia", asevera, aunque reconoce que los menores que han caído en manos del crimen organizado son "carne de cañón", fáciles de convencer porque están dispuestos a jugarse la vida.

Se ha formado un cóctel perverso en el que encajan estos jóvenes:pobres, sin opciones de trabajo o educativas, ni perspectivas de un futuro mejor, armas a bajo precio, drogas, mujeres, dinero fácil y rápido.

Castillo mencionó que en el norte de México, azotado por la violencia desde hace años, vio una pintada que resumía la puerta de salida que se le está dejando a estos jóvenes y que decía: "Prefiero morir joven y rico que viejo y pobre".

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