martes, 21 de agosto de 2012

Los Atracos y robos son comunes en provincia santo domingo .

Escrito por: Jorge González (Elnacional)
Desde  comienzo de  año una ola de atracos y robos azota a  pequeños y medianos comerciantes, así como a peatones de muchos de los sectores de  Santo Domingo Este, originando un cambio en sus formas de vida y haciendo de los comercios mini fortalezas, provistos de verjas de hierro y sistemas de cámaras de seguridad.
Colmados, farmacias, bancas y salones de bellezas del ensanche Ozama, Alma Rosa, Villa Faro, Mi Hogar y Los Mina, se han convertido en grandes jaulas de hierro, para impedir el acceso de manera violenta de delincuentes que saltan por encima del mostrador y someten a los propietarios y dependientes para cometer sus robos.
En muchos negocios aunque no hay hierros se observan cámaras de seguridad a circuito cerrado o personal de seguridad sin uniforme, pero armado.
“Aquí han asaltado ocho veces, por eso ahora tenemos cámaras de vigilancia. La última vez que nos robaron había mucha gente y dos empleados”, afirmó Filgia Ortiz, propietaria del colmado Janemario, en el ensanche Ozama.
“Eran casi las nueve de la noche, cuando llegaron ocho hombres armados en cuatro motores y cargaron con dinero en efectivo, whisky y tarjetas de llamadas. Nunca llamamos a la Policía, porque, para qué”, agregó, mientras se encogió de hombros.
Un caso  de película ocurrió hace dos meses a eso de las 8:00 de la noche en la farmacia Amada Luisa de la calle 19 en Alma Rosa, cuando dos hombres de tez morena de unos 20 años en una motocicleta se presentaron al negocio. Uno se quedó fuera montado en el aparato y el otro entró e inmediatamente sacó una pistola. Para su sorpresa todo estaba enrejado, así que sin pensarlo tomó a una joven que estaba comprando, como rehén, la sujetó por los cabellos con la mano izquierda mientras le apuntaba a la cabeza con el arma de fuego en la derecha. “Deme el dinero rápido, rápido. Dígale que me pase el dinero o la exploto a ella, rápido coño”, decía de manera amenazante el atracador al propietario y a un empleado.
Todo terminó cuando el propietario, le entregó parte del dinero de la venta del día a los asaltantes, quienes  se dieron a la fuga.
La joven que fue tomada como rehén aún no se repone de tan amarga experiencia y por lo regular  no sale sola, según una versión no confirmada.
Los horarios para abril y cerrar algunos negocios, así como el servicio de delivery que es el fuerte en las ventas  en  los sectores de clase media baja, han sido modificados en algunos establecimientos para evitar asaltos, incluso muchos salones de belleza están siempre cerrados y sólo abren cuando un cliente llega.
“Yo abro temprano en la mañana, pero dejo las puertas de hierro cerradas y vendo a través de ellas. Ya a eso de las diez abro todo. A las nueve de la noche cierro por igual las puertas de hierro y sigo vendiendo”, afirmó, Willian Mejia, del colmado el Rubio, en la calle Octavio Mejía Ricart del ensanche Ozama, quien también ha sido asaltado.
También en esta ola de asaltos de entre los más afectados están los peatones que no tienen cómo defenderse de los ladrones que patrullan armados y  en veloces motocicletas las  oscuras calles de estas localidades.
“Tengo más de un año, saliendo a las 6:00 de la mañana por la calle Bonaire hasta la San Vicente, donde cojo el carro para ir al trabajo. Todos los días creo que hoy me atracarán así que ya estoy preparado”, dijo Augusto Rojas.
Estos y otros sectores tienen condiciones geográficas y sociales que se combinan para crear este malestar. Entre estas condiciones podrían estar la poca vigilancia policial, calles desoladas y oscuras y un alto grado de desempleo y exclusión social.
“Eran dos muchachos con gorras. Se me acercaron. Uno se levantó la camisa y me enseñó un arma. Me dijo dame el anillo y la cartera, le di todo y se fueron”, narró Antonia Gutiérrez.
UN APUNTE
Jóvenes
La mayoría de los autores de robos y asaltos son jóvenes con edades de entre  15 y 24 años  armados de pistolas y revólveres, y en raras ocasiones usan un arma blanca. Los denunciantes atribuyen la ola delictiva a la precaria vigilancia policial.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario