sábado, 22 de enero de 2011

Preval vino “rápidamente” y “sin corbata” a hablar de problemas haitianos.

Por Nicanor Leyba/Elcaribe.com

Sin especificar los resultados y luego de hablar durante casi tres horas con el presidente Leonel Fernández, el gobernante haitiano, René Preval, dijo este sábado que vino a una “entrevista personal” que se armó “rápidamente” para tratar las “prioridades más urgentes” de su país.

Según Fernández, hablaron sobre cómo enfrentar el cólera, que afecta a las dos naciones, y de la crisis electoral del vecino Haití, donde todavía no hay resultados oficiales de las elecciones presidenciales de 2010.

El jefe de Estado, sin embargo, no informó, como tampoco lo hizo su huésped, si el gobierno local hizo algún requerimiento al haitiano en materia de seguridad fronteriza o si ofreció algún tipo de ayuda en un tema en el que la Organización de Naciones Unidas ha tratado de tomar el toro por los cuernos.

Sin embargo, Fernández respondió que “no” cuando se le preguntó si Haití había solicitado asilo para alguna figura política de aquel lado de la isla, convulsionado actualmente por el regreso del ex dictador Jean-Claude Duvallier.

De prisa y sin corbata

Preval, que en otras ocasiones responde en español a la prensa dominicana, se valió de la interpretación del primer ministro. El dignatario dijo que respondería tres preguntas y en el primer turno le observó al periodista que le había hecho tres de un solo golpe.

El salón estaba lleno de periodistas, fotógrafos y camarógrafos, incluidos medios internacionales, como es de costumbre para este tipo de visita. Pero se destacó la presencia del director del vespertino El Nacional, Radhamés Gómez Pepín.

“Qué tan grave es la situación en Haití que no le dio tiempo para ponerse corbata”, preguntó el veterano comunicador.
“Usted no se puso corbata y yo lo veo tan elegante”, respondió el no menos experimentado político, quien se olvidó de la primera parte de la pregunta y se extendió alegando que había acudido a conversar con su amigo Leonel sin saber que hablaría para la prensa, que si le hubiesen dicho que estaría frente al director de El Nacional habría vestido con más glamour.

Preval, con un traje oscuro y con una camisa azul tenue, también le preguntó a Gómez Pepín si habría hecho la observación de la corbata en un país árabe o uno africano, donde la forma de vestir es distinta, para terminar resaltando que el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ofrece ruedas de prensa sin ese atuendo y nadie le reclama.

“Pero si eso va a ser motivo de conflicto, yo le presto la mía”, intervino Fernández, quien lucía una pieza azul, similar a la que usó cuando pactó con el perredeísta Miguel Vargas Maldonado para la modalidad de reelección presidencial que se adoptaría con la nueva Constitución. Su ocurrencia arrancó risas tanto encima de la tarima como del lado opuesto.

Un viaje rápido

Preval y el primer ministro Jean Max Bellerive dejaron el gobierno sin cabeza y se movieron en helicóptero a Santo Domingo, en compañía del embajador dominicano en Puerto Príncipe, Rubén Silié, y el ex cónsul allá, el senador Carlos Castillo.

Entraron a la 1:20 al despacho de Fernández y allí conversaron mientras la prensa aguardaba en el salón Orlando Martínez. Cuando el reloj marcaba las 3:00 de la tarde, se sintió un movimiento entre la Guardia Presidencial y otros ayudantes militares y civiles. Habían salido a comer a otro salón del Palacio Nacional, se dijo sin confirmación oficial.
Sólo tres preguntas.

Tratando de aprovechar al máximo los turnos concedidos -a fin de cuentas fueron cuatro- se le preguntó al gobernante sobre la situación de Duvallier.

Respondió que la constitución haitiana prohíbe el exilio y que, por tanto, todo haitiano tiene derecho a regresar a su país. Que el procesamiento por sus crímenes y por el robo de fondos estatales que se le atribuye quedan en manos de la Justicia. “El Gobierno ya hizo lo que tenía que hacer” alegó.

“Desde 1986, todos los presidentes se fueron al exilio. (Jean Bertrnad) Aristides, (Jean-Claude) Duvallier, (Prosper) Abril. El único que no salió al exilio fue René Preval pero todo haitiano tiene derecho a regresar”, sostuvo.
Sobre el potencial regreso de Aristides, repitió la respuesta de que la Constitución se lo permite.

Fue la cuarta pregunta, sobre si Fernández la había pedido algún tipo de acción de seguridad para evitar el contagio de la inestabilidad hacia esta parte de la isla, la que Preval tomó para extenderse más.Contó que durante el primer gobierno de Fernández él también había sido presidente haitiano, que entonces ambos echaron adelante la Comisión Mixta Bilateral para discutir los problemas comunes.

Agregó que a su regreso en 2005 se encontró con múltiples problemas que le han hecho imposible mantener ese diálogo permanente con su igual dominicano. Grupos armados en distintos puntos del país, huracanes, el terremoto de 2012, el cólera y ahora la inestabilidad política, enumeró con detalles.

“Todo eso para explicar que siendo tantos los problemas había que priorizar lo que sería más urgente”, dijo para cerrar.

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