miércoles, 21 de julio de 2010

Tiene 100 años y todavía labra la tierra


Pedro G. Briceño
Cacique, Moca

En la fecha que celebraba su centenario de vida, Pedro Muñoz, como siempre se levantó temprano, asistió a la iglesia, fue a laborar en su conuco y recibió un corte de pelo de su barbero de antaño, Mingo, pues ya sabía que en la tarde sería agradado con un gran pastel que le llevaría Altagracia Lizardo, miembro de una familia para la cual trabajó por casi medio siglo.

Bendecido por Dios, quien lo ha ayudado a mantenerse con vida y en salud, a sus 100 años, Muñoz aún mantiene la fortaleza para labrar la tierra en sus más de tres tareas sembradas de plátanos, yuca, maíz, lechosa, aguacate y guandules, entre otros. También su visión le ayuda a distinguir a personas cuando le saludan al pasar por las periferias de su casa en este poblado.

Como si fuera poco, a sus años mantiene la agilidad de pararse de una silla y estrechar la mano o confundir en un abrazo cuando llegan visitas, como aconteció el pasado cuatro de julio cuando hijos, nietos, biznietos, sobrinos y amistades “lo asaltaron” para compartir con él un rato ameno entre bizcochos, cuentos, refrescos, picaderas e historias.

De padres centenarios
Nacido el 29 de junio de 1910 en la Cruz de Isalguez, Moca, Muñoz es el tercero de 18 hijos procreados por Antonio Muñoz (fallecido de 106 años) y Dominga Ulerio (murió de 102 años ).

Aguilucho desde chiquitico y fiel creyente en los ideales del extinto Joaquín Balaguer, Don Pedro, como todos le llaman, mantuvo una unión matrimonial con Sara Grullón y Ana Dilia Jorge, ambas fallecidas. De las mismas nacieron nueve hijos, Mercedes, Rosaura, Ana Francisca, Altagracia, Miguelina, Tony Grullón (Columnista de LISTÍN DIARIO), así como Miguelito, Rubens y Carmen, estos tres últimos fallecidos.

“Siempre me ha gustado trabajar, lo hago desde que era un niño y aún me siento con fuerzas, por eso desde que me levanto y tomo el desayuno me voy para el conuco a cortar algunos víveres para comer”, expresa.

CELEBRÓ EN FAMILIA UN SIGLO DE VIDA
Aunque solo cursó el cuarto de la primaria, era muy inteligente, escribía décimas y desde que llegó a este poblado hace ya 48 años, la comunidad lo respeta y lo admira hasta el extremo de que una estrecha calle que conduce a su hogar es conocida como el “Callejón de Pedrito” en su honor.

Con 31 nietos y casi igual cantidad de biznietos, Muñoz no escondió su felicidad al observar el aprecio que le externaron los más de 30 parientes que fueron a cantarle un feliz cumpleaños.

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