Santo Domingo-El vicepresidente ejecutivo de la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales, licenciado Celso Marranzini, reclamó una cruzada nacional para superar los problemas que presenta el sector eléctrico. Marranzini que la sociedad civil, políticos, empresarios y ciudadanos en general tienen la culpa de que República Dominicana tenga uno de los peores sistemas eléctricos del mundo, que apenas supera al de Haití. “Todos hemos sido cómplices, de una manera u otra. Unos por silencio, otros porque simplemente hemos sido beneficiarios de eso”, precisó el funcionario.
El titular de la CDEEE dijo breves palabras previo a un discurso ante la matrícula de la Cámara de Comercio y Producción de Santiago, la Asociación de Industriales de la Región Norte, la Asociación de Industrias de Zona Franca y la Asociación de Comerciantes e Industriales de Santiago. A continuación, las palabras introductoras del licenciado Marranzini.
“¿Cuál es el reto que nosotros, no yo, los dominicanos, tenemos por delante?
Yo, y el equipo que me acompaña, somos un instrumento más.
Yo no creo que el éxito del sector eléctrico se cifre en una persona.
Como tampoco creo que por el hecho de yo ser empresario pueda ser mejor administrador que un funcionario público.
Eso es algo que quiero desmontar desde el principio. Porque se nos quiere etiquetar, a veces: “Los empresarios son buenos. Los funcionarios públicos con malos”.
Hay empresarios ladrones, hay funcionarios públicos ladrones. Hay funcionarios que engañan a sus socios. Hay empresarios que engañan al fisco. Hay funcionarios públicos que engañan al Estado, que llenan las empresas de familiares. Hay empresarios privados que compran vehículos de lujo cuando no pueden pagar sus acreencias.
Así que, quiero empezar. Que no hay una diferencia.
En la Corporación Dominicana de Electricidad pudiera estar perfectamente un Rafael Camilo, un Miguel Cocco, un Juan Hernández, un Héctor Valdez, un Vicente Bengoa o muchos otros funcionarios públicos que realmente son exitosos en sus carreras como funcionarios públicos.
Así es que quiero establecer esa diferencia. Para que se quite el vaho de que el empresario es el único que es capaz de resolver el problema eléctrico.
El problema eléctrico lo resuelve el país.
Lo resuelve un país un país entendiendo que no se puede robar más, que no se puede engañar más, que tenemos 40 años de sinvergüencería y que eso no es posible.
Que tenemos 40 años exprimiendo la vaca eléctrica en contra de un país que paga más de subsidio de energía que lo que paga de educación.
Un país que pierde de hacer carretera. Un país que pierde de ser competitivo, simplemente porque entiende que el sector eléctrico es el nido de políticos.
En esta semana he sido víctima de los ataques más crueles que puede un dominicano recibir. A mí no me importa, porque desde que yo llegué a este puesto yo estaba claro de lo que yo iba a tener que soportar.
Yo sabía que desde el Maharishi iban a acabar conmigo las 24 horas del día. A mí no me importa.
Porque yo quiero que la República Dominicana deje de ser una vergüenza por tener uno de los sectores eléctricos más atrasados del mundo, tal vez solamente mejor que el de Haití.
Eso hay que cambiarlo. Y somos nosotros los que tenemos que cambiarlo.
Aquí hay que darle vuelta a este sector completo. Eso no puede ser, que no seamos competitivos.
No puede ser, que creamos que los empleos se dan. No. Los empleos no se dan, señoras y señores. Los empleos se generan.
No puede ser que se crea que la Corporación es un botín político para tratar de llegar a la Presidencia de la República.
Y que después que llega alguien, con más nada que intenciones, a tratar de resolver el problema las 24 horas del día, se quiera acabar con él.
Yo no tengo la culpa de estos 40 años (de crisis eléctrica y de apagones).
Yo no tengo la culpa de que en nueve años aquí no se haya instalado un kilovatio.
Yo no tengo la culpa que en 40 años se haya servido el sector político de la Corporación Dominicana de Electricidad.
Esa culpa la tenemos todos, que lo hemos permitido. Porque todos, empresarios, sociedad civil. Todos hemos sido cómplices, de una manera u otra. Unos por silencio, otros porque simplemente nos hemos beneficiado de eso.
Y al que no le guste lo que yo digo, realmente, yo lo siento, pero yo vine a esto.
Y yo voy a devolverle, de hoy en adelante, porque durante seis meses y seis días, yo he estado cayado. Soportando de una forma estoica.
Lo único que me falta es una cruz y que me crucifiquen.
Yo no tengo la culpa de que el dinero de la Corporación haya ido a un hoyo negro.
Se dice que en estos seis meses yo no he hecho nada. Yo voy a demostrar que yo he hecho lo que otros en nueve años no hicieron.
Primero, limpiar una empresa y hacerla productiva y eficiente.
Segundo. En apenas seis meses he adicionado 260 megavatios, cuando en nueve años no se adicionó uno sólo: 200 de Los Mina (plantas Los Mina V y Los Mina VI), 100 de los cuales entrarán la próxima semana, 50 de la planta de Laesa.
Hemos contratado, licitado 150 megas que entrarán en seis meses. Y estamos negociando la instalación de una planta de 600 megas para ser instalada en Manzanillo, en un proyecto de largo plazo, desgraciadamente.
Muchos entienden, o muchos creen, que los kilovatios son como instalar neveras. Los kilovatios toman años.
Por eso es la irresponsabilidad de no tener un sector con una planificación de mediano y largo plazos.
La política, señores, puede entrar en muchos sitios. Pero la política no puede entrar en las finanzas. La política no puede entrar en las aduanas. La política no puede entrar en el Banco Central. La política no puede entrar en la Seguridad Social y la política no puede entrar en la electricidad.
Si en las telecomunicaciones nosotros tuviéramos la política adentro hoy nosotros no tendríamos celulares. Hoy nos estaríamos comunicando con señales de humo. O, simplemente, con las latitas aquellas que de niños hacíamos con un alambrito o con un hilo. Y así estaríamos hablando.
Eso ha pasado en el sector eléctrico.
Yo creo que llega el momento.
Y Aquiles (Bermúdez) preguntaba, al final de mi presentación: ¿qué podemos hacer?...
Sí. Podemos hacer mucho, todos: ¡Y es alzar la voz de que ya está bueno. Y de que sí, se puede!”.
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